A principios de la década de los 40 con la profesionalización del futbol mexicano, las rivalidades comenzaban hacerse cada vez más grandes, contagiando de esta manera a todos los aficionados de la época, quienes constantemente buscaban nuevas estrategias para burlarse de sus contrincantes.
Los aficionados del Guadalajara eran expertos en cuanto a burlas, y cada vez que se enfrentaban al Atlas (su máximo rival de aquella época) el público rojiblanco los bautizaba como "margaritas", haciendo alusión a su fragilidad en el campo.
Los años fueron pasando, y todavía nadie encontraba un apodo para el club Guadalajara, al menos uno que fuera lo suficientemente gracioso para que perdurara en el tiempo.
Sin embargo, todo cambiaria repentinamente un 1 de octubre de 1948, cuando el club deportivo Guadalajara se enfrentaba al Tampico en un partido muy difícil que posteriormente terminaría ganando 1-0.
El mal juego demostrado por parte de los rojiblancos hizo que algunos aficionados del Atlas los llamasen “chivas” durante gran parte del encuentro, dicho apodo quedó grabado en la memoria de los periodistas, sobre todo en Reinaldo Martín del Campo redactor del diario “El informador” quien más tarde publicaría una crónica titulada “Jugaron a las carreras y ganaron las ‘chivas’ uno a cero”.
En la nota, Martin fue muy critico con el conjunto Rojiblanco, y sus palabras aquel día fueron muy contundentes:
“Uno de los partidos más desastrosos que hemos presenciado en los torneos de Liga Mayor...No valió la pena el evento, que se fue haciendo tedioso a medida que transcurría, pues los jugadores se concretaban a ejecutar carreras por todos lados, sin organizar ningún avance digno de mención...El verdadero futbol brilló por su ausencia” expresaba Martin.
De esta forma el apodo de las chivas se volvió viral en todo el país, y fue aprovechada al máximo por los aficionados de Atlas para referirse despectivamente hacia la institución rojiblanca.
Meses después, en el partido del 14 de julio de 1949, Atlas y Guadalajara se verían las caras nuevamente y los atlistas no perdieron la oportunidad de llevar una chiva vestida con la playera del Guadalajara, aunque en lugar de molestar al grupo, estos contestaron de una forma totalmente diferente a lo esperado:
"Sí, somos Chivas ¿Y qué? Decir Chivas es decir Guadalajara"
Para añadirle más picante al asunto aquella noche era un partido muy especial, y es que los rojinegros tenían la oportunidad de obtener su primer título de liga su vencían al Guadalajara, algo que al final no terminaría pasando con el triunfo de los locales.
Tras la euforia de haber ganado a su máximo rival, el apodo de “Chivas” había tomado otra connotación distinta, miles de fanáticos del Guadalajara comenzaron a gritar ¡Chivas, Chivas, Chivas! en todo el estadio para alentar a los suyos.
De esta manera, se fue consolidando un apodo que hoy en día se ha convertido en todo un símbolo para la institución, un nombre que representa el orgullo y por el cual muchos se sienten identificados.